La luz es uno de los factores más importantes que regulan el crecimiento más desarrollo de los vegetales. El daño de sol afecta a las plantas en general y muy especialmente en zonas de alta radiación solar y elevadas temperaturas. La longitud de onda de UV-b dañina es 280-320 nm, existe también UV-a entre 330-400 nm, poco absorbida por O3, por lo que llega en mayor cantidad a la superficie de la tierra y constituye una importante señal foto morfogénica en las plantas y es la menos dañina de todas. También hay UBV-c, entre 200-280 nm que es el más enérgico y dañino para el ADN pero por ser la más absorbida por el oxígeno O2 y el O3 de la atmosfera prácticamente no llega a la superficie terrestre.
La radiación solar produce dos tipos de procesos: Energéticos y Morfogenicos. Radiación UV comprende UV-a, UV-b y UV-c y es el 0.6% del total de la radiación que incluye también luz visible y rayos infrarrojos. Efectos de radiación UV-b: Daña morfología y anatomía de plantas, procesos metabólicos y fotoquímicos. Tiene también efecto sobre metabolismos secundarios. Existen otros espectros de radiaciones UV-a y azul que constituyen fuentes electromagnéticas más energéticas, que usan las plantas. Radiación en rojo y rojo lejano actúa en sistema fotosintético y sistema de control genético del desarrollo. Radiación infrarroja en exceso origina deshidratación y muerte del vegetal.
La protección a daño por irradiación solar es clave, para seguridad, y debe hacerse sin daños por aplicación de compuestos no aptos (que dejan residuos de difícil lavado o perjuicios como “picado”, etc.).